sábado, 5 de mayo de 2012

Qué bonito es viajar.

Qué bonito eso de estar tiempo solo y poder reflexionar y aprender nuevas cosas; también eso de estar acompañado y descubrir un mundo en cada persona. Qué bonito eso de leer en el tren (mucho). Qué bonito eso de que te duelan las piernas de tanto caminar calles desconocidas (y las calles conocidas llegando a casa). Qué bonita es la hospitalidad suiza (plato lleno de chocolates Lindtt <3). Qué bonito es el transporte público en países de primer mundo. Qué bonitos son los hoteles que incluyen desayuno. Qué bonito es salir de mi pueblito (Troyes), pero después de todo regresar a él y ver que it's actually kinda nice. Qué bonitos los lugares donde el aire sabe rico y donde el sol brilla como en los sueños. Qué bonita la cara del extranjero al que saludas en su idioma (aunque lo hables pésimo). Qué bonito regresar a mi cuarto y verlo más grande de lo que recordaba. Qué bonito es tener nuevas postales para la pared y pines para la mochila. Qué bonito es descansar un tiempo de pensar en qué hacer de comer al día siguiente. Qué bonito cuando cantas en calles donde nadie te conoce y no te volverán a ver. Qué bonito es que un extraño te regale algo. Qué bonito eso de encontrar el recuerdito perfecto para alguien querido. Qué bonito cuando aprendes de historia en el lugar donde ocurrió. Qué bonito el abanico de sabores en el mundo. Qué bonito eso de empezar a educar tus ojos y tus oídos. Qué bonitos los supermercados de todos los países. Qué bonito cuando alguien se esfuerza realmente cuando le pides que por favor te tome una foto. Qué bonito es ser bienvenido.

Qué bonito es que cuando viajes estás en un evento a parte, y vuelves a tu casa en Francia y es como si hubieras saltado unos días en el tiempo, días que no tuviste que estar ahí y que aligeran tu carga... Días menos para volver a casa.